
Un año más, llega el 27 de septiembre, Gudari Eguna. Este año, sin embargo, no es un año qualquiera, ya que se cumplen 50 años desde que Franco ordenó sus últimos fusilamientos. Como bien sabemos, entonces los militantes de ETA Jon Paredes Manot «Txiki» y Anjel Otaegi Etxeberria fueron asesinados por luchar por la independencia y el socialismo para Euskal Herria. Junto a ellos también fueron fusilados los militantes del FRAP Xosé Humberto Baena Alonso, José Luis Sánchez Bravo y Ramón García Sanz por luchar contra el franquismo y por el comunismo. Dos años después de estos fusilamientos, el Estado español inició un proceso conocido como «Transición». Como denunciamos el año pasado, quisieron dar la imagen de que todo cambiaba en apariencia y formas, pero en esencia todos los pilares del sistema se han mantenido hasta nuestros días: las mismas élites políticas, militares, policiales y jurídicas del franquismo siguieron y siguen teniendo el poder. Consecuencia de ello son los asesinatos políticos provocados por el Estado español en la supuesta democracia, las torturas sistemáticas aplicadas, los grupos parapoliciales creados por los distintos gobiernos y mantener las calles de Euskal Herria ocupadas policial y militarmente. Además de todos estos excesos, en los últimos días y meses el estado español y sus perros con los políticos cipayos títeres, han mostrado otra vez su verdadera cara, retirando, borrando, obstaculizando o prohibiendo carteles e iniciativas para conmemorar el 50. aniversario de dichos fusilamientos. Además, este carácter antidemocrático y neofranquista, basado en las declaraciones obtenidas bajo tortura, mantiene cautivos a numerosos presos políticos vascos en cárceles españolas y francesas. En cuanto a la coyuntura, la miseria y el empobrecimiento generalizado son el pan de cada día en éste periodo de crisis del capitalismo y siempre vienen unidos al control social, al auge del autoritarismo, a las masacres de Israel y la OTAN y a la implacable violencia policial. Sólo nos queda organizarnos y luchar ante esta barbarie y, en referencia al día de hoy, poner nuestro grano de arena hacia la construcción de la Euskal Herria roja de mañana y recordar a todos esos compañeros que cayeron por darlo todo, ensalzar y mantener viva su lucha. La memoria es clave, por eso pretenden suprimir y prohibir la memoria de los gudaris por medio de prohibiciones e imposiciones. Unos homenajean y ensalzan a los gudaris hasta la Guerra Civil, rechazando a los siguientes, otros hasta el franquismo, rechazando los siguientes y tachándolos como terroristas. La Izquierda Abertzale Oficial ha homenajeado durante décadas a todos los gudaris, pero ahora se ha centrado en los gudaris de la época franquista, y sobre todo se ha centrado en la memoria de Txiki y Otaegi, porque no se puede hablar libremente de los gudaris del postfranquismo y porque, además, en parte no les conviene entrar en arenas movedizas. Hay, pues, una clara lucha de relatos entre unos y otros. El Estado español neofranquista ha puesto en marcha toda su maquinaria contra quienes ensalzamos el reconocimiento, la memoria y la lucha de los gudaris y ha mostrado su disposición a ponerla en marcha una vez más. Para quienes soñamos con un futuro más libre e igualitario, la lucha por el relato es de vital importancia. Aunque hayamos perdido otras luchas del pasado, ganar el del relato nos es vital en el camino hacia un futuro mejor. Pero, siguiendo con la memoria, ¿cómo debemos recordar a los Gudaris? ¿Como algo del pasado? ¿Sin ningún clamor ni contenido político? La Izquierda Abertzale Oficial borró el año pasado el nombre de «Gudari Eguna» de su discurso y de su actividad política, en sus carteles no figuraba ni la mínima referencia al «Gudari Eguna», que fue sustituido por el aniversario de los «fusilamientos de Txiki y Otaegi». Este año la historia se repite. No les ha bastado con dejar de lado la lucha revolucionaria y vaciar por completo la reivindicación y el contenido político, ahora han hecho desaparecer el nombre de este importante día. En estos tiempos de amnesia colectiva, de tiempos oscuros donde nos quieren dóciles, no vamos a caer en el juego de los asimilados. Mantendremos viva la memoria, la dignidad y la llama de la lucha de todos los combatientes. Porque tenemos claro de dónde venimos, dónde estamos también y a dónde queremos ir y vamos. Por eso recordaremos sus hechos, sus nombres y lo que fueron y los proclamaremos a los cuatro vientos, los tendremos presentes en las luchas de hoy y de mañana. Porque al que lo ha dado todo se lo debemos todo, a los que son viento de libertad: luz perpetua. Tomando el legado de los gudaris, debemos organizarnos en defensa de los derechos más elementales que nos niegan a través de la violencia y en contra de la represión. En este sentido, Tinko seguirá defendiendo la amnistía total en defensa de todos los militantes políticos. Amnistía total porque no aceptamos la represión de los Estados, amnistía total porque es legítimo luchar por nuestros derechos. Amnistía total porque no aceptamos vivir oprimidos y porque persisten las mismas opresiones de siempre. En el día de hoy, además de todos los gudaris que dieron su vida por la libertad, tenemos en mente tanto a los presos políticos que hoy se mantienen firmes y dignamente en las cárceles como a los huidos y refugiados políticos en el exilio. Por la Euskal Herria de mañana reunida, libre, socialista y euskaldun.
En defensa de los gudaris de ayer, hoy y mañana:
¡AMNISTÍA TOTAL!
¡LA LUCHA ES EL ÚNICO CAMINO!